Esqueleto.
Mira por las cuencas
vacías del tiempo,
habla por la obscura
cavidad del silencio,
respira el aire helado por entre las costillas
latiendo en el espacio de un corazón de besos.
Araña las caricias con manos descarnadas
mientras el sexo llora su excitación y miedo,
mientras huye el rubor libre de las mejillas
y la oquedad del cráneo resuena de recuerdos.
Degusta el seco trago del vino de la vida
cuando es duro el abrazo; y sueña las ternuras
derramadas en aire por entre las entrañas.
Escucha por los huesos
el temblor de la tierra,
sementera de antaño,
ya sólo húmedo tacto
la órganica materia,
sólo sueño del polvo que de la humana arcilla
en el grito del viento
asciende a las estrellas.
.